14 ago 2013

Escapadas: un día por Cádiz

Poco antes de que acabara el mes de julio nos pegamos una escapada por Cádiz en la que mezclamos un breve recorrido cultural con un poco de playa. 

Como de costumbre, partimos de Sevilla y recorrimos los 137 Km correspondientes que nos separaban de la capital gaditana. Nos dirigimos directamente hacia la zona antigua de Cádiz a través de la conocida Puerta de Tierra, monumento arquitectónico del siglo XVIII que divide en dos a la ciudad, la zona intramuros y la extramuros. 

Aparcamos el coche en la zona azul cerca de la estación de tren, donde echamos 1´80€ para dos horas. Empezamos a pasear en dirección al centro pasando por la puerta del Palacio de Congresos y llegando hasta la Plaza de San Juan de Dios, la más antigua (siglo XV) de Cádiz. Allí vimos el monumento de Cádiz Segismundo Moret, ministro de principios del s.XX.

En esta plaza también se sitúa el Ayuntamiento de Cádiz, un gran edificio de finales del siglo XVIII construido sobre los restos de las antiguas casas consistoriales. Este edificio mezcla dos estilos, neoclásico e isabelino, como consecuencia de dos etapas de construcción. Como curiosidad, en él ondeó por primera vez la bandera de Andalucía en 1936.

Desde ahí accedimos a la famosa calle Pelota, que desde el siglo XVI es una de las más importantes de Cádiz. 



El origen de su nombre está en 1615, cuando era denominada calle del Juego de Pelota por una tienda que en ella había. Aunque en 1855 se le cambió el nombre a Alfonso X el Sabio, con el tiempo volvió a recuperar su nombre más conocido.

Al poco de entrar en esta calle podemos encontrar el Arco del Pópulo, que en su día fue la conocida Puerta del Mar que llevaba hasta el Puerto de Cádiz. Los estudios realizados permiten datarlo en el siglo XII, en época almohade, cuando las aguas cubrían la zona donde ahora se sitúa la Plaza de San Juán de Dios y el ayuntamiento.

Avanzamos por la galería comercial que representa la calle Pelota en dirección hacia la Plaza de la Catedral, encontrándonos por el camino al equipo del programa de televisión "Negocia como puedas". Y entre una cosa y otra llegamos a la Catedral de la Santa Cruz de Càdiz (siglo XVIII), que preside la plaza acompañada de la iglesia de Santiago (siglo XVI). 

 
La Catedral tardó más de 100 años en construirse, atravesando varias crisis económicas que obligaron a cambiar varias veces los materiales de construcción para ahorrar costes. Según he podido leer mezcla tres estilos: barroco, rococó y neoclásico.

En la misma plaza se encuentra el Arco de la Rosa, antigua puerta medieval (antes llamada Puerta de Santiago) que debe su nombre a la desaparecida capilla de la Virgen de la Rosa, a la que llevaban a los reos antes de ajusticiarlos. De hecho en lo que ahora es la Plaza de la Catedral se situaban los patíbulos para llevar a cabo esos ajusticiamientos.

La capilla fue desmontada por petición de la iglesia debido a que no les convencía la tradición de que la gente fuera venerando al aire libre, así se evitaban profanaciones  e irreverencias.

Vimos una puerta abierta en una de las torres de la Catedral y nos acercamos para ver qué era. Resultó que por 7€ se podía subir a la conocida como Torre de Poniente y además incluía también la visita al Yacimiento Arqueológico Casa del Obispo, situado justo al otro lado de la Catedral.

La subida se hace a través de una escalera de piedra en forma de caracol que permite a través de las ventanas ir viendo cómo se va ascendiendo sobre el suelo de Cádiz. Una vez arriba se llega al punto más alto de la ciudad desde el que se tienen unas vistas impresionantes. Además, hay paneles explicativos y una grabación que te va diciendo qué es lo que se puede ver.

Bajamos de la Torre y nos fuimos hacia el Yacimiento Arqueológico Casa del Obispo que teníamos incluido en la entrada anterior. Este yacimiento mezcla restos de construcciones fenicias del siglo VIII a.C., romanas y musulmanas. Recomiendo visitar la web del yacimiento en la que se puede encontrar bastante información.






Como se nos acababa la zona azul tuvimos que ir corriendo hacia el coche para cambiar de sitio y dirigirnos hacia la zona del Museo de Cádiz

Mientras íbamos andando pasamos por delante del conocido como Palacio del Almirante, una casa-palacio barroca del siglo XVII fruto del buen comercio con las indias que permitió a la familia del almirante Diego de Barrios construirse semejante residencia. Desde el año 2008  la están reformando para convertirla en un hotel de lujo, aunque parece que con calma. Su portada de mármol genovés impresiona bastante, seguro que cuando esté terminado el hotel será motivo de parada de muchos turistas para echarse fotos con sus columnas, que aunque estén un poco descuidadas por la obra... impresionan.

Por fin llegamos al coche y nos desplazamos para dejarlo en el parking (en el que nos clavaron 6´60€ por poco más de 3 horas) que se ubica debajo del Parque Genovés. Este Parque data del siglo XVII aunque fue a finales del XIX cuando adquiere su nombre actual gracias al jardinero valenciano Gerónimo Genovés i Puig, quien lo remodeló profundamente.

Nos adentramos en el casco urbano y callejeando llegamos a la Plaza de San Antonio, en la que se sitúa la iglesia del mismo nombre, la iglesia de San Antonio. Esta iglesia tiene su origen en una ermita del mismo nombre que, como no era suficiente para atender a tantos fieles en una zona en expansión como era el "Campo de la Jara", tuvo que construirse sobre ella en el siglo XVII una iglesia más grande.


Llama la atención un cartel que hay a la entrada que dice "Prohibido no usar el móvil" y que invita a sacar fotos y compartirlas por las redes sociales. También llama la atención que la iglesia tenga su blog, su twitter, su facebook...

Tras la visita a la iglesia nos dirigimos hacia la famosa Plaza Mina, en la que se encuentra el Museo de Cádiz. Esta plaza, se encuentra llena de vida, mucha gente va y viene a través de ella y además los numerosos bares que la rodean ayudan también a darle alegría.

Entramos en el museo y empezamos el recorrido por la sección de arqueología, pudiendo ver restos provenientes de Baelo Claudia, Medina Sidonia, Carissa Aurelia, Sancti Petri o la propia Gades.


Vimos también los Sarcófagos antropoides fenicios, motivo principal por el que se construyó el museo. Son enormes y además impresiona su historia. La zona arqueológica para quien le guste tiene bastantes cosas que ver, la verdad es que se pasa un buen rato conociendo esa parte de la historia de Cádiz.


Por último subimos a la planta de arriba para conocer la zona de bellas artes, en las que se pueden ver obras de Zurbarán, Alonso Cano, Rubens, Juan Carreño de Miranda y Murillo. 

Como ya nos habíamos plantado en la hora del almuerzo decidimos entrar en un bar cercano al museo llamado "A tomar por tapas", atraídos por un cartelito que decía "Caballa caletera con picadillo".

Cogimos la carta que se encontraba sobre una mesa un poco sin limpiar y pedimos la caballa y un surtido de fritos (8€). Para ir picando mientras llegaba lo otro pedimos también una tapa de ensaladilla (1€) y un combinado de saquitos (2€) que traía de queso, langostino y marisco.

A los 20 minutos de haber pedido todo llegó la ensaladilla.... He de decir que el plato en el que venía la ensaladilla estaba un poco sucio y que fue la primera ensaladilla caliente que me he comido en mi vida. Eso sin tener en cuenta el sabor, ya que no tenía. Ahí sólo había patatas cocidas y algunas manchas de otros ingredientes. Un cero para la ensaladilla.

A los 30 minutos, en vista de que no salía ninguna comida y que eran 3 camareros para atender 6 mesas, me levanté y les pregunté por la comida, obteniendo como respuesta que la cocina estaba a tope y que poco a poco irían saliendo las cosas. Le pregunté si no le parecía excesivo que con 6 mesas tardaran 20 minutos para poner una tapa de ensaladilla y 30 para freír pescado, a lo que dijeron que el orden era el que era, y que no podían hacer nada... no dije nada más porque discutir era para nada, aunque si nos atenemos al orden al que decía la chica deberíamos de haber sido atendidos hacía ya tiempo.

Total, que a los 35 minutos de haberla pedido llegó la caballa caletera con picadillo (5€) y el combinado de saquitos (2€). La caballa perfecta, muy rica y bien hecha. Los saquitos venían dos de queso y uno de otra cosa no identificable que sabía raro. Por suerte los de queso estaban buenos.

Cuando estábamos acabando con la caballa y los saquitos (supongo que ya haría 45 minutos de haber pedido) por fin llegó a nuestra mesa el surtido de fritos(8€). Aparentemente tenía buena pinta y olía bien pero luego tenía lo suyo.

La primera fritura de pescado fría de la historia de las frituras de pescado. Se supone que recién salida de la cocina tiene que tener un poco de aceite hirviendo y tienes que abrirlo para no quemarte. Pues nada, en este bar puedes comer del tirón que no te quemas, es más, ni notas calor, fritura fría.

Y por si fuera poco, los chocos sin limpiar, teniendo nosotros que darle una limpiada para no comerlos crudos como se puede ver en la fotografía. Por último destacar algo con sabor no reconocible bien rodeado de fritura que si alguien es capaz de identificarlo se lo agradezco, ya que de eso debían de tener mucho en cocina porque había varios.


Tras pedir la cuenta (21.50€) y decidir no volver más a este sitio y recomendarlo sólo a enemigos si algún día los tuviera, nos fuimos a la playa a darnos un bañito.

Ese día la playa estaba llena, pero claro, también es que nos pusimos cerca de la Catedral que es donde todo el mundo va. Aún así el día estaba espectacular y pasamos un rato agradable, lástima que sólo fuera una escapada de un día y hubiera que volver a la vida cotidiana ;)

Saludos!

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